martes, 26 de mayo de 2009

Nota de lector colectiva y virtual

Propuesta: cada cual transcribe aquí el fragmento (breve) del texto de Michaux que más le haya interesado/gustado/inquietado/resultado incomprensible y lo comenta. Va mi subrayado y mi comentario. Siguen uds (en los comentarios)

"Pero hay un encanto, no mayor, pero quizás más constante, en la lengua china hablada.
Comparados con este idioma, los demás son pedantes, afligidos de mil ridiculeces, de una monotonía estrambótica que hace morir de risa: idiomas de militares y de mandones: es lo que son.
El idioma chino no ha sido hecho como los demás, por una sintaxis atropellada y ordenadora. No se han hecho las palabras con dureza, con autoridad, con método y redundancia, de una aglomeración de sílabas retumbantes, ni por vía etimológica. No, son palabras de una sílaba, y esa sílaba es indecisa. La frase china es como una serie de débiles exclamaciones..."

En este pasaje, veo cómo Michaux, un europeo, un belga que habla francés para ser más exactos y con todo lo que esto significa en términos de sensación de superioridad cultural (ver Said) , se maravilla frente a otra cultura. Pero no sólo eso: ese maravillarse lo lleva al extremo de avergonzarse de su propia cultura de origen encarnada en su lengua materna francesa, una que ya es cliché occidental de la lengua sensual y el refinamiento europeo; y este movimiento es contrario al que suele verse en los textos eurocentristas. ¿Qué le atrae del idioma chino? Algo fundamental para la poesía: que ese idioma no es rígido, ni mandón, no es idioma que busca controlar sus connotaciones a fuerza de imposiciones, de códigos de vigilancia, sino que es el idioma ideal para la poesía (Michaux era poeta, no lo olvidemos): indeciso, como una débil exclamación. Aquí, casi, Michaux esboza una poética.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Prácticamente no se peude salir de una ciudad en la China: a los veinte minutos de la ciudad, lo asaltan. Tal vez en el corazón de la China no lo asaltaran. Pero la seguridad no existe en ninguna parte."La inseguridad, esa palabra tan gastada y hoy tan mediática, hizo su aparición en este texto tan amplio y tan minucioso a la vez. Quizá Michaux entendió, como bien lo dice, que existe en todos lados y que no hay verdadera seguridad en ninguno. Leer un pasaje de estas características, luego de leer un texto que describe costumbres tan lejanas, se vuelve demasiado cercano. Los robos suceden en nuestro país, en las ciudades más importantes. A medio mundo de distancia, también suceden.
En China nada es absoluto, dice. Es un texto extraño. Cualquier otro autor podría haber caído en el error de generalizar deduciendo que si no se puede estar más de veinte minutos sin que a uno le roben, entonces todos los chinos son ladrones. Pero él no lo hizo. En Michaux, entonces, nada es absoluto tampoco.

Aldana

C.E dijo...

Qué bueno lo que resaltaste, muy interesante.

Gracias por empezar la cadena, esperemos que siga